miércoles, 11 de noviembre de 2015

El gas será la estrella de la industria petrolera en el próximo Gobierno

El oficialismo impulsa un nuevo esquema que otorga mayores incentivos a la inversión en proyectos gasíferos. El arco político coincide en que la reducción de las importaciones es el principal desafío que enfrenta el sector energético. Ante el derrumbe del precio del crudo, la mayoría de las petroleras prevé redireccionar equipos para enfocarse en mejorar su producción.

El upstream de hidrocarburos en la industria local va camino a implementar una profunda reorganización. No se trata de una situación ajena a la tendencia internacional. El derrumbe de la cotización del crudo por debajo de los u$s 50 –que arrastró también a los precios del gas– obligó a las petroleras a implementar un fuerte ajuste para defender la rentabilidad del negocio. Más de 200.000 despidos en todo el mundo, 1.500 equipos de perforación paralizados y varios proyectos millonarios en revisión corroboran en la práctica esa situación.

En la Argentina, sin embargo, el escenario tiene algunas particularidades significativas. A lo largo de 2015, el Gobierno decidió establecer un precio sostén del petróleo –financiado por los consumidores de naftas y gasoil–, que osciló entre los u$s 63 y los u$s 77 según su calidad y la cotización del Brent, la cotización en Europa. Aún no está claro qué sucederá con ese esquema –que caduca el 31 de diciembre próximo– durante 2016. Pero el oficialismo dejó en claro a mediados de octubre qué es lo piensa del negocio hidrocarburífero para el año que viene. Por impulso del Ministerio de Economía, a cargo de Axel Kicillof, y de YPF, la petrolera reestatizada, el Gobierno anunció que a partir del 1 de enero de 2016 se empezará a pagar u$s 5 por millón de BTU de gas correspondiente a la inyección base del fluido. Por ese concepto se entiende la producción promedio de cada petrolera durante 2014.

La iniciativa –cuya letra chica se hará en una mesa intrasindical durante los últimos dos meses del año– promete generar un cambio copernicano en el negocio de exploración y producción de hidrocabruros. Se espera que el desarrollo de gas, durante años postergado, cobre mucha más predominancia que el resto a los ojos de los inversores.

Es que, de concretarse, la medida –que fue ratificada por Daniel Scioli, candidato presidencial del Frente Para la Victoria– implicaría un importante salto en el precio final que reciben los productores del fluido.

Para acceder a ese beneficio, las petroleras deben evitar que su producción caiga un 10% menos que la de 2014. Si bien para calcular en detalle el incremento habrá que esperar a conocer la letra chica del programa, se estima que los productores recibirán un beneficio adicional de u$s 1 por cada millón de BTU extraído. O sea, una empresa que hoy cobra, en promedio, un precio final de u$s 3,50 pasará a facturar u$s 4,50, según confirmaron a Revista Petroquímica, Petróleo, Gas, Química & Energía allegados al ministro de Economía, Axel Kicillof.

Cambio de paradigma

Si bien varía para cada compañía, dado que surge de ponderar los precios del gas para cada usuario (residencial, industrias, GNC y generación de energía) y los volúmenes de gas enviados a cada uno de esos segmentos, el precio promedio de la inyección base de gas oscila entre u$s 2,30 y u$s 2,70 por millón de BTU.
“Un precio de u$s 5 habilita a repensar decenas de proyectos que hasta ahora no eran viables en términos económicos”, reconoció un petrolero que participó de la presentación de la iniciativa, realizada en el salón Versalles del Hotel Alvear.

El abastecimiento de gas es el mayor problema que enfrenta la Argentina en materia energética. Existe consenso sobre ese punto. La importación del fluido desde Bolivia y por barco (LNG) se lleva por año alrededor de u$s 5.000 millones, de los cuales más de la mitad lo cubre el Estado en forma de subsidios directos, porque lo recaudado por tarifas no alcanza para cubrir los costos de importación.

Es una sangría de divisas insostenible en el tiempo. Se torna urgente, por lo tanto, dar las condiciones para incrementar la alicaída producción de gas –amesetada desde 2004–, a fin de reducir lo más rápido posible las compras de gas en el exterior. Más allá de  la propuesta para mejorar el precio del fluido en boca de pozo –un reclamo histórico de la industria para elevar las inversiones en proyectos gasíferos de mayor complejidad–, la mayoría de las fuerzas políticas coincide con el análisis.

Apoyo generalizado

“Es una muy buena iniciativa”, reconoció  Gustavo Albrecht, presidente de Wintershall, cuarto productor de gas del país, ante la consulta de este medio. Para YPF, el mayor productor de gas de la Argentina, la propuesta es aire fresco en una atmósfera complicada por el derrumbe del precio internacional del petróleo por debajo de los u$s 50, que dificulta la implementación de proyectos de petróleo no convencional (shale oil) en Vaca Muerta.
Frente a ese contexto, el futuro de la petrolera reestatizada es el gas. Para muestra basta un botón: la petrolera redireccionó este año hacia proyectos gasíferos la mitad de los equipos de perforación que hasta julio del año pasado perforaban en Loma Campana, el único desarrollo no convencional que está llevando la petrolera a esa escala comercial. Hoy operan en el área de Vaca Muerta –que YPF comparte con Chevron– sólo 10 de los 19 equipos que lo hacían hasta mediados del año pasado. Los restantes están produciendo gas convencional y tight gas en otros campos de la compañía estatizada. En mayo de 2015, YPF anunció un incremento en la inversión para la producción de tight gas en Nequén que lleva adelante junto a Petrolera Pampa de Marcelo Mindlin. El acuerdo inicial entre ambas empresas comenzó a principios de 2014.

“La decisión del Gobierno es una clara señal de continuidad sobre un plan de incentivos de gas que tuvo buenos resultados. Esto genera previsibilidad para la industria y para sus inversores. En este marco, la producción de gas de YPF creció un 34% en estos dos últimos años”, señaló Galuccio al salir de la reunión.

Previsibilidad

La iniciativa de mejorar el precio del gas para incentivar las inversiones –un reclamo de las petroleras para incrementar la oferta del fluido y, de esa manera, reducir las millonarias importaciones del hidrocarburo– fue motorizada por funcionarios cercanos al ministro de Economía. La decisión busca, a su vez, simplificar la implementación del Programa de estímulo a la inyección adicional de gas, conocido en la jerga como Plan Gas I, que autoriza el pago –a través de subsidios del Estado– de u$s 7,50 por millón de BTU para la producción incremental del fluido. Y del Plan Gas II, orientado a productores pequeños y medianos, que reciben entre u$s 4,50 y u$s 7,50 por la producción incremental.

“Había demasiados planes de incentivos (también existe el Gas Plus), por lo que era necesario ordenar los esquemas”, señalaron allegados al Palacio de Hacienda.

Se creará una Mesa de Hidrocarburos, a la que estarán sentados funcionarios de Nación, provincias, sindicatos y petroleras para definir cómo se implementará la iniciativa y su letra chica. Jorge Sapag, mandatario de Neuquén, que suena para ocupar algún cargo ligado al área petrolera en un eventual Gobierno de Scioli, destacó que “los u$s 5 que se pagarán por el gas mejorarán los ingresos provinciales en materia de regalías”. “Se dejó en claro que se trata de un precio y no de un subsidio, por lo que las empresas deberán tributar, como mínimo, un 12% de regalías”, expresó.

Puntos a definir

Lo que aún no está claro es cómo se financiará la iniciativa diseñada por Kicillof y suscripta por Scioli. A priori, las alternativas a la mano parecen ser dos: a) que el próximo Gobierno impulse un incremento de las tarifas residenciales, que permita cubrir la mejora del precio del gas en boca de pozo a partir del incremento de las boletas de gas que pagan los hogares; b) que el Gobierno entrante cubra el precio de u$s 5 por millón de BTU para toda la inyección base de gas a través de un alza en los subsidios que el Tesoro transfiere a los privados, con el objetivo de impulsar un ambicioso proyecto de sustitución de importaciones de gas desde Bolivia y de LNG. Esta última se presenta como la opción más viable, dado que, en caso de que se lleve adelante una corrección de tarifas, parece poco probable que alcance para cubrir la duplicación del precio para la oferta gas del fluido.

Sin embargo, para despejar ese interrogante habrá que esperar, primero, los resultados de la elección del 25 de octubre. Y segundo, en caso de que eso acontezca, ver cuáles son los instrumentos que se eligen para materializar la iniciativa.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Una apuesta millonaria de YPF para gas no convencional

La petrolera nacional confirmó ayer sus planes para aumentar la producción y las reservas de gas no convencional. El gerente de No Convencionales de YPF, Pablo Bizzotto, presentó los desarrollos que la firma opera en la Cuenca Neuquina en busca de shale y tight gas. Para esto desembolsarán 612 millones de dólares con los que esperan completar más de 180 pozos en este 2015.
Con una exposición en la que se destacó la existencia de otros objetivos más allá de la súper conocida Vaca Muerta, los proyectos apunta a extraer gas de otras formaciones como Lajas y Mulchinico.
YPF opera, es decir dirige, la extracción de más del 60% del gas no convencional que se extrae en la provincia. Además participa con otras petroleras en proyectos con altos volúmenes.
Actualmente produce 6,5 millones de metros cúbicos de gas no convencional y esperan que en los próximos años la producción represente el 50% del total del gas producido. Puntualmente los proyectos se desarrolla las áreas Rincón del Mangrullo (con Petrolera Pampa de Marcelo Mindlin), Sierra Barrosa y El Orejano (con Dow).